11- África





África. Cuna del hombre. Basto continente rico en cultura y en naturaleza. Pueblos saqueados, esclavizados, nómadas y gentes sin dios. De perdidos y encontrados.
Donde cuando no querían salir los sacaban y ahora que quieren salir no les dejan entrar.
Tan extenso, tan inmenso, que sería una osadía por mi parte crear unas pobres líneas con un título que abarca todo un continente, e incluso toda una era.
Así que tan solo trataré ciertos datos, anécdotas, canciones o historias que crea conveniente compartir y aunar, sin necesidad de que tengan coherencia entre sí, salvo con el título que las une, un título que como pronto sabremos nos une a todos los seres humanos en un mismo lugar de este vasto mundo. África.


Todos somos africanos.

A Richard Dawkins lo conocí entre libros y documentales, cuando estudiaba encarecidamente la biología, la vida en la tierra y su evolución. Me resultó fascinante como los evolucionistas y etólogos eran -y son- capaces de comprender y explicar cada gesto humano, se trate este de un beso, un regalo u ofrenda, una disputa o una pelea lo más simiesca y ruda posible.
<<<Yo soy africano>>>, le escuché decir a Dawkins en una ocasión.
Entonces me dije - claro, serás del típico buen barrio blanco de Sudáfrica, en todo caso - hasta que comprendí a lo que se refería.
Todos somos africanos, pues el origen del ser humano, el lugar más aceptado por la comunidad científica como el del surgimiento del hombre, es este mismo continente.


Richard Dawkins, Biólogo, Etólogo, Zoólogo y divulgador
científico experto en evolucionismo.


No sé si fue el ganar altura para ver sobre los altos pastos, o si fue la necesidad de erguirse para llegar a lo más alto, hasta las estrellas, pero parece innegable que el hombre, el homo sapiens -y otros homos que desaparecieron por el camino- surgió -y se escapó- de África. Se sigue estableciendo como cierta entonces la historia de la necesidad del bipedismo, de las proteínas de la carne y la ventaja que ello pudo darle a aquel cerebro más primitivo, de la evolución, y de la ciencia en el primer hombre que pudo ver como un rayo creaba el fuego y que se dijo a sí mismo que si un rayo podía hacer fuego, por qué él no iba a poder.
Cierta magia desprevenida, cierto descontrol cerebral, cierta chispa caótica.
Pero finalmente el hombre antiguo se expandió desde África, hace 100.000 años, y se fue estableciendo y moviendo por prácticamente el planeta entero, y allí donde fuera, tuvo que llevar sus primeras historias, sus primeras creencias, sus primeras aptitudes, y sus primeros genes. Ese es el motivo por el que deberíamos empezar a sentir que todos somos -o fuimos- esos hombres; pioneros, aventureros, científicos. Todos somos hijos de los primeros hombres, ergo todos somos descendientes de supervivientes de glaciaciones, erupciones volcánicas, y grandes animales (los megas) a los que por cierto dimos extinción.
Todos somos un largo resultado donde creadores de fuegos que dieron incendios, semillas que dieron cultivos, ruedas que dieron mercados y flechas que trajeron la paz y la guerra por igual fueron sumando hasta hoy.



Cronología del avance del hombre por el planeta tierra
desde su surgimiento en África.



Lo que en África se quedó.

Me gustaría que, tras esta reflexión espiritual, conectemos con nuestro hombre-no-tan-lejano interior y escuchemos estas historias con la mirada abierta pero con los ojos cerrados:

Esta es la leyenda de Anansi, el responsable de la sabiduría de la humanidad:
Dice la leyenda que había una vez un sabio en forma de araña el cual observó que la humanidad era cuanto menos irresponsable y cruel. Viendo esto, el sabio tomó la decisión de reunir toda la sabiduría en una única jarra y guardarla en un lugar seguro. Para ello decidió encerrar este saber en la copa del árbol más alto del mundo. Sin embargo, la escalada se hacía muy dificultosa al tener que aguantar la jarra a la par que avanzar por el árbol.
Anansi estaba cada vez más frustrado, no pudiendo subir por el árbol con la jarra en la cabeza ya que le estorbaba. Sin embargo su hijo, viendo su situación, le preguntó porqué no lo llevaba atada en la espalda. Anansi se dio cuenta de que su hijo tenía razón, y con la sorpresa de encontrar más sabiduría de la que había acumulado dejó caer la jarra. Esta se estrelló y se rompió contra el suelo, y seguidamente una tormenta la extendió al resto del mundo.
La sabiduría se esparció pues por todo el mundo, llegando a toda la humanidad. Es por ello que nadie es capaz de tener una sabiduría absoluta pero todos nosotros tenemos capacidades para reconocerla y ejercerla.


El dios Mulukú
Dice la leyenda que el gran dios Mulukú, tras crear el mundo, decidió crear a una especie que pudiera disfrutar y cuidar de su obra. La deidad cavó dos agujeros en la tierra, de la cual terminaría por nacer el primer hombre y la primera mujer. Siendo también Mulukú un dios de la agricultura, les enseñó a cultivar y cuidar los campos con el fin de que pudieran alimentarse y vivir independientes. Pero aunque inicialmente siguieron las indicaciones del dios, la pareja terminó por ignorarlas y abandonar el cuidado del mundo. Poco a poco las plantas fueron muriendo, hasta el punto de que los campos se volvieron desiertos. Pensativo, el dios llamó a una pareja de monos y les dio los mismos conocimientos. Mientras que la primera pareja de humanos se había dedicado a perder el tiempo, los simios se dedicaron a cuidar y construir una casa y un campo sembrado. Ante esto el dios tomó una decisión: quitar la cola a los monos para ponérsela a la pareja, que se transformarían en simios. A su vez los monos, ahora sin cola, se tornarían humanos. Y es de estos últimos de quienes el resto de la humanidad somos descendientes.


Un mono-araña africano.




Y llegó la esclavitud.

No voy a dar clases morales de historia humana, pues no soy historiador ni antropólogo. Pero me gustaría de todas maneras matizar un pensamiento antes de entrar en este tema tan delicado para algunos como es la esclavitud, una parte inherente de los conflictos bélicos entre civilizaciones.
Al igual que sucede con los campos de concentración, donde la población poco leída -la que se instruye y nutre solo a base de películas de Hollywood- cree que se originaron en Alemania y por los alemanes, siendo algo exclusivo de ellos, sucede algo parecido con la esclavitud y los Españoles-Africanos. Pensamos siempre en esclavos negros y en negreros blancos, pero debemos tener en cuenta que la esclavitud, tras las batallas o conquistas de territorios, es algo ancestral y por desgracia, típico. Todas las civilizaciones han esclavizado, todas. Incluso los nativos norteamericanos tenían esclavos europeos, los chinos musulmanes, o los musulmanes hispanos.
Dicho en alto este matiz, únicamente por y para comprender mejor al ser humano en toda su generalidad y no solo en lo que nos han contado las películas, esas que no hacen más que abrirnos la boca y cerrarnos la mente, me gustaría proseguir con las anécdotas, con las pinceladas de África, en este caso, con el triste y gordo pincel de la esclavitud en la mano, así mismo tan necesario para el cuadro africano resultante, todavía sin terminar, por supuesto.

Los negros esclavos trasladados en barcos al -a nuestro parecer- nuevo continente, tratados y sentidos como herramienta de campo -qué golpe en la cara se llevaría la humanidad una vez más- fueron principalmente mano de obra en los campos de algodón sureños. Gran parte del discurso y escisión de América en su famosa guerra civil tuvo que ver con los abolicionistas norteños y las necesidades económicas y modelo de vida sureño para con los esclavos. Nos encontramos entonces hacia la mitad del siglo XIX o año 1.850A.D., aproximadamente.
No podría dejar pasar esta ocasión para mencionar un libro, y repetir una vez más una muletilla tan mía como mi propio pelo: <<< los libros pueden cambiarte la vida >>>.
Se trata de ''La cabaña del tío Tom'' de Harriet Beecher Stowe, un libro que detalla anécdotas realistas de la esclavitud en América, país que junto a Brasil eran los únicos que todavía permitían legalmente la esclavitud. Este fue un libro que caló profundo en la sociedad americana, siendo un éxito en ventas, y un punto focal de discusión, debate y también ira de algunos antiabolicionistas. El debate anti esclavitud estaba sobre la mesa, o más ardientemente dicho sobre la parrilla en llamas.
Sea como fuere, el propio Abraham Lincoln quiso conocer -años más tarde, eso sí, en 1862, plena guerra civil- a la escritora de la famosa novela, y en persona el propio presidente Lincoln le expresó: <<<De manera que es usted la pequeña mujer que escribió el libro que provocó esta gran guerra>>>.

Portada original de ''Uncle Tom's Cabin: Life among the lowly''
de Harriet Beecher Stowe.



El nacimiento del Blues

Pero hubo un suceso histórico y verdaderamente mágico sobre estos hombres africanos, y no hablo del aguante, de las maravillosas historias de valor, honor y amor que nos dejaron, aunque estuvieron de alguna manera en él. No hablo de las increíbles historias de fugas como la del hombre que se envió a sí mismo en una caja ''Herny 'Box' Brown'' o del inexistente pero eficaz ferrocarril subterráneo para escapar, ni de los grandes personajes que resaltaron sobre los demás con la palabra, el grito o incluso el fusil, como la división americana de afroamericanos -poco a poco lo iban logrando- siempre en primera fila de las operaciones más arriesgadas y suicidas.
Hablo de un grito mayor que el de un cañón, y más dulce. Uno que se hizo eco hasta nuestros días.

El Espiritual y las Work-Songs.
Los himnos religiosos protestantes, (religión ya algo más lejana a la africana que hemos conocido antes) cristianos, etcétera formaron parte de los canturreos en los campos de trabajo de los esclavos. Con el dolor, el alma puesta y herida y el espíritu hasta el cielo surgieron las Work-Songs o canciones de trabajo con motivos espirituales ingleses. Podemos escuchar en ellas claramente un lamento, unas ganas inmensas de vivir, una queja triste pero con cierta esperanza. Y de esta nefasta unión entre el blanco y el negro, con sus errores y sus aciertos, maravillas y horrores, nos dio, de la boca de estos hombres, los principios del blues.


Recopilación de 2 minutos de duración para que contemples
y escuches el nacimiento del origen de la música contemporánea.

Las canciones de trabajo tenían esa sucesión de frases que en música nombramos ''llamada y respuesta'', interpretada por dos actores, siendo el segundo el que responde o repite la frase del primero. Si volvemos a ver el video superior seguramente lo podremos escuchar y también comprender mejor.
Ahora fíjate en otras canciones de Blues de años posteriores, incluso en canciones de este mismo año 2020. Podrás escuchar el mismo lamento, la misma esperanza, el mismo amor. Lo sientes profundo porque lo tienes dentro, porque nunca se fue de ti, porque siempre ha estado. Nos lo trajeron desde África.



N(h)ombres

Tras la esclavitud abolida en 1863 y con el fin de la guerra de secesión en 1865, podríamos nombrar nombres de hombres (personas, todos somos ''el hombre' en un sentido humano) y mujeres que cambiaron poco a poco el rumbo de la historia.
Me gusta nombrarla la época de los negros en la parte de atrás de los autobuses, o la época de los autobuses. Ahí fue cuando empezó a cambiar todo de verdad, por fin, porque el hilo entre una raza y otra, entre unos derechos para unos y otros derechos para otros se hacía cada vez más fino. Tanto, que solo les separaban unos asientos de autobús, y no sería ya difícil terminar el camino que algunos personajes clave anteriormente, de forma mucho más dura, habían logrado abrir.
Aquí algunos de esos héroes responsables del camino hasta el presente:

John Brown, norteamericano blanco, uno de los primeros en rebelarse armadamente contra la sociedad pro esclavista, y responsable en gran parte de la agitación pre-guerra civil americana. Fue símbolo de la lucha abolicionista, incluso quedó plasmado en la famosa y folklórica canción ''John Brown's body''.

Nat Turner, es uno de los más famosos casos de figura que creó una rebelión contra los amos en lucha junto a compañeros esclavos de los estados del sur antes de la guerra civil americana. Lamentablemente, en estos actos rebeldes también morían muchos inocentes, mujeres y niños. No me cansaré de decirlo nunca, ni blancos ni negros, ni nazis ni la resistencia, ni libertadores ni cuerpos de seguridad. No hay bandos buenos o malos, cuando se da muerte a inocentes ya no importa el emblema que se lleve, sea la bandera que ondea la de la libertad o de la igualdad. Nada lo puede justificar a mi parecer.

Jesse Owens, Atleta Olímpico.
Para poder participar en las olimpiadas de 1936 en la Alemania Nazi, pudo considerarse por fin un ciudadano norteamericano. En Alemania pudo convivir con blancos, con los mismos derechos, esto le sorprendió mucho. Ganó 4 medallas de oro, y fue saludado y elogiado por el propio Adolf Hitler. Pero una vez de regreso a América, no fue invitado a las cenas de los campeones, ni gozó de ningún prestigio ni favor, volviendo a ser un afroamericano más con derechos limitados por el blanco (o algunos blancos que mandaban). Él y algunos de sus compañeros atletas de las olimpiadas repudiaron sus medallas olímpicas.

Rosa Parks, Irene Morgan Kirkaldy, Claudette Colvin, todas ellas fueron metidas en prisión o detenidas por no ceder el asiento a alguien de raza blanca en un autobús. Merecen ser mencionadas, porque los pequeños actos también cambian el rumbo de la historia, juntos. Sobretodo porque no se conformaron con esos asientos de autobús y obtuvieron en el futuro otros en distintas asociaciones por la lucha de los derechos civiles de los negros en América.

Thurgood Marshall, primer juez negro. Luchó hasta obtener el fin de la segregación racial en las escuelas. Gracias a él blancos y negros se mezclaron en las aulas, y ese sin duda fue un paso crucial para terminar con el racismo en las mentes y corazones de los americanos. Su mérito no tiene precedentes ni parangón.

Ralph David Abernathy, licenciado en matemáticas y pastor bautista. Creador junto a Martin Luther King y Bayard Rustin de la Conferencia Sur de Liderazgo Cristiano, los tres hombres fueron grandes luchadores por los derechos civiles de los afrocamericanos.

Ida B. Wells, cofundadora de la NAACP o Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color,  grupo multirracial también conocido como ''The Call'' o ''La  llamada''. Ida fue otra ferviente luchadora por los derechos civiles afroamericanos y documentó cientos de linchamientos raciales. Supo jugar la historia del pasado reciente en el presente, pieza clave para la lucha.

James Baldwin, escritor. Desde la literatura, un frente más, tan necesario como cualquier otro, y estableció de esta forma su lucha por los derechos civiles afroamericanos y también homosexuales desde las letras hasta los cerebros o almas de los lectores norteamericanos, o del globo entero, una vez los libros empezaron a circular.

Tommie Smith y John Carlos, desde el deporte, mitificaron la imagen -fue un escándalo en aquel momento- de los puños en alto enfundados en un guante negro. Mítica imagen la de los dos deportistas en el podio de la Olimpiada Mexicana. Los organizadores de la olimpiada mexicana no aceptaron amonestarles pese a las peticiones de un directivo olímpico blanco estadounidense.


        No sé si son africanos, ni sé si están en África. No sé si la traducción de la letra es correcta.
Pero sé cuando el ser humano canta unido con el corazón. Eso es todo lo que me emociona.


Volver.

Hay algo que me da esperanzas en cuanto a la esclavitud del pasado, en cuanto a las guerras ya terminadas, y de la historia -basta, apasionante y triste historia humana- en general. Y es el presente. A pesar de los casos aislados de racismo que se suceden a manos de un policía -que no toda la policía- está claro que la población negra está integrada -y más que lo debería estar- en la población norteamericana, y estoy convencido de que por ello son tan grandes, en gran parte. El melting pot o crisol de culturas, nacido por esperanzas, nutrido de sueños, casualidades u obligación, incluso por la peor de las suertes, fue un paso crucial para la mezcla tan perfecta de pura humanidad.
Deberían darse cuenta cuanto antes, todos, y deberíamos hacer lo mismo en todas partes. Dejar que suceda. Porque sucederá. Ya está sucediendo.
Juntos somos mejor, mezclados somos más fuertes.
La descendencia así lo ha demostrado y así seguirá siendo.
Con cabeza, números, con responsabilidad y sobretodo con el corazón debemos dejar pasar a la humanidad.
Debemos dejar al hombre volver al hombre.
Siempre seremos Africanos.




Recuerda quién eres.
El Rey León. 1994.

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